Durante el embarazo, tu bebé se desarrolla y vive en un ambiente ideal protegido por el saco amniótico. Allí, es nutrido y oxigenado por la placenta y está inmerso en el líquido amniótico el cual lo resguarda de las adversidades externas, proporciona factores de crecimiento y lo mantiene a temperatura constante.
El líquido amniótico está formado principalmente por agua y una variedad de micronutrientes (proteínas, carbohidratos, lípidos y otros), electrolitos, iones, sodio, así como células fetales, y está contenido dentro de una “bolsa” semitransparente (saco amniótico) muy delgada pero fuerte.
Cuando esta bolsa se rompe se presenta una fuga de líquido amniótico, un fenómeno fisiológico popularmente conocido como ruptura de aguas pero médicamente llamado rotura de la membrana amniótica, que suele ocurrir al final del embarazo y presagia que el bebé está a punto de nacer.
De hecho, en la mayoría de los casos, la ruptura de la membrana amniótica ocurre cuando el parto ya ha comenzado, debido a que el cérvix se dilata y las membranas están sometidas a la tensión inducida por las contracciones y empujes del feto, lo que significa que tu bebé se está preparando para nacer y tu cuerpo se acondiciona para dejarlo salir.
¿Cómo se siente la ruptura de aguas?
La ruptura de agua puede sentirse de muchas maneras diferentes, es decir, no siempre es la dramática descarga de líquido que se ve en películas o programas de televisión. A veces será simplemente una sensación de humedad en la ropa interior o una fuga intermitente de pequeñas cantidades de líquido, y en algunas ocasiones puede ser el clásico CHORRO DE LÍQUIDO transparente o amarillo pálido.
¿Siempre voy a darme cuenta que he roto aguas?
Generalmente sí, porque la pérdida de líquido de los genitales es mucho más abundante que las secreciones vaginales normales, que son más abundantes incluso en el embarazo. Sin embargo, la cantidad de líquido que se pierde puede variar según donde ocurra la rotura de la membrana. En la mayoría de los casos, la ruptura se produce en LA PARTE INFERIOR, cerca del cuello uterino, generando una fuga abundante y continua que provoca sensación de humedad, como si te hubieran vertido un vaso de agua en la ropa interior, por lo que es absolutamente imposible que no te des cuenta que has roto aguas.
No obstante, es posible que la ruptura de la membrana no ocurra en la parte inferior del saco amniótico, cerca del cuello uterino, sino en un costado o hacia arriba dentro del útero. De ser así, en lugar de una descarga abundante, se presenta una fuga mucho más limitada y gradual que solo genera un goteo continuo. En este caso, es posible que en un principio no notes que has roto aguas, pero la sospecha surge al observar que se trata de un goteo realmente persistente.
En una abrumadora mayoría de los casos, alrededor del 80 por ciento, el alumbramiento comienza con contracciones y luego se produce el rompimiento de aguas. En el otro 20 por ciento, el rompimiento de aguas se produce primero y generalmente es seguida por dolores de parto en unas pocas horas.
¿Qué debo hacer al romper aguas?
Como mencionamos anteriormente, el rompimiento de aguas es un fenómeno fisiológico natural por lo que no debes desesperarte ni angustiarte. Comunícate con tu ginecobstetra e infórmale lo sucedido. Dependiendo de varios factores te indicará cuándo y con qué rapidez deberás acudir al hospital.
Lo avanzada que estás
Uno de los principales aspectos a considerar es qué tan avanzada estás. Si el saco amniótico se rompe antes de la semana 37, se considera ruptura prematura de las membranas. Dependiendo de qué tan temprano suceda esto, tu ginecobstetra puede intentar retrasar el trabajo de parto para darle a tu bebé más tiempo para madurar.
Tus contracciones
Es cierto que las mamás primerizas suelen tardar más en dar a luz. Pero si no ocurren las contracciones regulares dentro de las 24 horas posteriores al rompimiento de aguas, es posible que tu médico quiera evaluarte, y posiblemente inducir el parto con oxitocina.
El aspecto del fluido
En general, si el fluido está claro puedes esperar un poco más y tomarlo con más calma. Recuerda que el líquido amniótico es inodoro e incoloro (como el agua), por lo que se distingue fácilmente de las descargas de orina (que tiene un olor y color característicos) o flujo vaginal (de consistencia más mucosa, generalmente blanquecina y con un olor específico).
Si, por el contrario, las aguas están teñidas de sangre, es verde o marrón comunícate con tu médico de inmediato, ya que esta coloración podría indicar, entre otras cosas, que tu bebé defecó en el útero (meconio) y podría estar en peligro.
Una vez que rompes aguas, tu bebé está menos protegido contra las infecciones y, por lo tanto, en el período intermedio, debes estar muy atenta a tu higiene personal. No hagas nada que pueda INTRODUCIR BACTERIAS en la vagina. Es recomendable que utilices toallas sanitarias estériles para detener el líquido y mantener la zona limpia.
Si tu bebé no ha nacido dentro de las 24 horas posteriores a la ruptura de aguas, es probable que tu médico te administrarte antibióticos por vía intravenosa, que ya existe la posibilidad de que una infección pueda viajar al útero y causar una infección en el bebé.
El rompimiento de aguas prematuro
Aunque es bastante infrecuente, puede suceder que el rompimiento de las aguas ocurra mucho antes de la fecha esperada de nacimiento. En estos casos es necesario acudir al hospital de inmediato para ser atendida por un médico que evaluará la situación.
Si la ruptura de la membrana amniótica ocurre no solo antes del trabajo de parto, sino antes del término del embarazo, el equipo médico evaluará el curso de acción en función de la edad gestacional, el tipo de ruptura de la membrana y otros parámetros.
Se considera como embarazo a término a aquellas madres que dan a luz a partir de la semana 38 de gestación, e incluso hay algunos protocolos hospitalarios que lo consideran así a partir de la semana 37 de gestación. El hecho de que se presente la ruptura de aguas antes de esa fecha amerita atención clínica INMEDIATA.
Si el rompimiento de la membrana ocurre antes de la semana 34 de gestación, los especialistas pueden recomendar continuar con el embarazo tanto como sea posible, para permitir que el feto tenga el máximo desarrollo pulmonar y con ello aumentar las posibilidades de supervivencia del bebé.
Para ayudar a este crecimiento, los médicos pueden proceder con terapias de amnioinfusión, es decir, la introducción de líquido amniótico a través de la amniocentesis, un procedimiento que se realiza en una pequeña cantidad de casos y generalmente solo si el embarazo no ha pasado de las 26 semanas, ya que pasado ese tiempo los beneficios reales de la terapia no son significativos.
Son muchos los factores que pudieran incidir para la ruptura de aguas prematura, pero los factores más comunes son:
- Tener antecedentes de rotura de aguas prematura en un embarazo anterior.
- Presentar inflamación de las membranas fetales.
- Sangrado vaginal durante el segundo y tercer trimestre.
- Fumar o consumir drogas ilícitas durante el embarazo.
- Tener bajo peso con mala nutrición.
- Longitud cervical corta.
Si bien existen procedimientos, terapias y tratamientos para MINIMIZAR el riesgo de complicaciones, el rompimiento prematuro de aguas tiene el potencial de provocar infecciones maternas o fetales, se asocia con problemas del cordón umbilical, desprendimiento de placenta y otros problemas e inconvenientes asociados con el nacimiento prematuro.
Dudas frecuentes
El rompimiento de aguas es un fenómeno fascinante porque si bien es una señal que precede el nacimiento de tu bebé, el hecho de que no sea absolutamente obligatorio que suceda envuelve este evento en un aura de misterio. Entre las dudas más frecuentes que surgen al respecto a este fenómeno son:
¿La ruptura de aguas causa dolor?
Cuando el saco amniótico se rompe y se produce la descarga de líquido amniótico, no sientes dolor ya que esta membrana no posee terminaciones nerviosas. Tampoco hay dolor si la ruptura es causada manualmente por la partera durante el trabajo de parto.
¿Es posible no romper aguas?
A veces, el alumbramiento comienza sin romper las aguas. En todos estos casos, a medida que avanza el trabajo de parto, el equipo médico evalúa si y cuándo realizar una descomposición mecánica del agua, un procedimiento conocido como amniorrexis instrumental.
En algunos casos, aunque se trata de casos realmente excepcionales, el bebé puede nacer envuelto en el saco amniótico intacto (sin romper aguas), lo que popularmente se conoce como bebés que nacen “con camiseta” o “enmantillados”.
¿Puedo romper aguas y no tener contracciones?
En la mayoría de los casos, la rotura de aguas se produce junto con las contracciones, que pueden preceder o presentarse poco después. Sin embargo, cuando las contracciones no llegan es conveniente acudir al hospital para vigilar la situación. Si las contracciones se demoran en llegar, el médico puede decidir inducir el parto o proceder con una cesárea.
¿Cómo estimular el rompimiento de aguas?
La cuestión no es cómo estimular el rompimiento de aguas, sino por qué hacerlo. Es decir, no existe evidencia científica que indique que sea necesario romper la membrana amniótica durante el parto, salvo algunos casos en los que se decide romperlas por motivos clínicos. De hecho, cuanto más intacto permanece el saco amniótico, más se preserva el bienestar del niño y, en cualquier caso, si se rompiera sería un proceso fisiológico dictado por el parto.
¿Es posible romper la membrana amniótica intencionalmente?
Si durante el alumbramiento no ocurre la ruptura de la membrana amniótica de forma espontánea, tal vez porque la membrana es particularmente resistente, o si el trabajo de parto avanza lentamente, el equipo obstétrico puede decidir causar voluntariamente la ruptura de la membrana amniótica (amniorresis), un procedimiento indoloro e inofensivo tanto para la madre como para el bebé. Con la amniorresis los tiempos del nacimiento se aceleran en promedio, ya que la rotura de aguas desencadena la producción de prostaglandinas, hormonas que ESTIMULAN las contracciones y el parto en general.
Otro motivo por el que se puede decidir la rotura del saco amniótico es evaluar las características del líquido: observar un líquido “teñido”, es decir, que presenta color amarillo o verde, puede ser un indicativo de sufrimiento fetal, lo que podría llevar al equipo obstetra a practicar la amniorresis para acelerar el momento del parto.
Conclusión
Una vez que has roto aguas, prepárate para ir al centro de asistencia hospitalaria porque, además de ser un indicativo inequívoco de que ha comenzado el alumbramiento, el ambiente uterino está más expuesto al riesgo de infecciones ya que el saco que ofrecía protección al feto ya no está. En ocasiones la ruptura del agua se produce junto con otros síntomas como las contracciones, que se hacen más cercanas y regulares cuanto más se acerca el parto.
Después del rompimiento de aguas, pueden pasar varias horas antes de que el bebé salga a la luz. En esta fase las contracciones se vuelven cada vez más intensas y dolorosas, y después de un intervalo de tiempo más o menos largo surge el » deseo de pujar «, que señala la fase «expulsiva» del trabajo de parto y que puede prolongarse entre 30 minutos a 2 horas, o incluso más.
En última instancia, y más allá del hecho de que romper aguas sea o no el momento cinematográfico que las películas te hicieron pensar que sería, es el comienzo emocionante de una gran historia: ¡tu viaje a la maternidad!