
La relación padre-hijo es posiblemente la más compleja que existe. No te preocupes si no lo has hecho como habrías soñado, debes saber que requiere de tiempo y esfuerzo constantes para crear un vínculo saludable. Toda relación entre padres e hijos se compone de una combinación única de comportamientos, sentimientos y expectativas que cambian y se desarrollan con el tiempo. Aquí te hablaremos de la crianza positiva: qué es, pautas y prácticas con ejemplos que se deben llevar a cabo.
¿Qué es la crianza positiva?
Ser un padre positivo significa ser claro, transparente y experto en el enfoque de educación en nuestros hijos. Por lo tanto, impartir una crianza positiva para nuestros hijos requiere establecer bases de respeto mutuo al relacionarse con el entorno familiar y social.
¿Cuándo poner en práctica la crianza positiva?
Para llevar a cabo una crianza positiva en nuestros pequeños, primero es importante saber cómo se desarrolla el cerebro de un niño y su vulnerabilidad en los primeros años de vida.
El cerebro de un niño se desarrolla continuamente, especialmente en los primeros años. De acuerdo al Centro para el Niño en Desarrollo de la Universidad de Harvard, se conoce que “en los primeros años de vida de un niños, cada segundo se producen más de un millón de nuevas conexiones neuronales”.
Esto quiere decir, que los primeros modelos de conducta aprendida, hacen que la relación entre padres e hijos sea crucial para el desarrollo de instrumentos emocionales y conductuales. Cuando estas habilidades de aprendizaje social y emocional se enseñan en los primeros años de vida, se vuelven “programadas” durante la adolescencia y más allá. Esto quiere decir que todos los padre contamos con una gran herramienta para poner en práctica una crianza positiva en nuestros niños desde que comienzan a comprender.
En los casos de hijos mayores, tampoco es demasiado tarde para aprender y practicar estas habilidades.
4 tipos de crianzas
En general, existen cuatro estilos de crianza comunes: permisivo, democrático, indiferente y autoritario. Aquí te mencionamos las características de cada estilo, siendo el estilo de crianza democrática, el que se considera óptimo para la salud emocional de los niños, y la mejor forma de garantizar una excelente educación y desarrollo.
Permisivo: bajo interés
- Actúa como un amigo en lugar de a un padre
- Pocas o nulas expectativas
- Cantidades excesivas de nutrición emocional sin estructura
- Produce: habilidades sociales, alta dependencia, bajo autocontrol y dificultad con la regulación emocional.
Indiferente: bajo interés
- Muestra un vínculo o ningún interés en el niño
- Poca o ninguna disciplina o reglas
- Comunicación y dirección limitadas
- Conexión emocional leve o nula
- Produce: agresión, depresión, poca capacidad de atención y capacidad reducida para hacer frente a los problemas emocionales.
Democrático: alta capacidad de respuesta
- Fomenta la indenpendencia
- Proporciona orientación
- Cálido y cariñoso
- Altas expectativas, dentro de lo razonable
- Consecuencias constantes
- Comunicación frecuente y escucha activa
- Produce: autocontrol, madurez emocional, bienestar mental y confianza
Autoritario: baja capacidad de respuesta
- Actitud estricta y énfasis fuerte pésimo
- Castigos fuertes o frecuentes
- Expectativas elevadas
- Poca o ninguna comunicación
- Poca o ninguna calidez emocional
- Produce: baja estima, agresión antisocial, rebeldía o depresión
El estilo de crianza democrático es el más adecuado
La estructura, la dirección y el afecto son factores críticos para un desarrollo adecuado que se pueden incorporar al estilo de crianza “democrático”. Y aunque hay reglas en este estilo de crianza que también pueden romperse, el resultado conduce a discusiones reparables en lugar de consecuencias graves.
Esta técnica requiere que los padres tengan la capacidad de adaptarse y comprometerse, ser exigente y solidario. También se basa en gran medida en un fuerte respeto mutuo entre el niño y el padre. En este estilo de crianza, el niño aprende a ser independiente y seguro de sí mismo bajo la guía del adulto.
Prácticas con ejemplos para la crianza positiva
Hay muchos modelos de ejemplos que puedes poner en práctica para llevar a cabo una crianza positiva bajo un estilo democrático. A continuación te enumeramos cuatro estrategias infalibles en los resultados.
Promueve interacciones amorosas y afectivas
Una forma de construir vínculos sólidos es mediante interacciones frecuentes con tus hijos. Evita en buena medida el uso de dispositivos tecnológicos como teléfonos, tables, juegos, para hacer más contacto visual con tus hijos. Tómate de la mano y abrázalo respetando los límites de contacto físico de tu hijo. Ríete, sonríe y juega juegos educativos, divertidos y enriquecedores con regularidad.
Existe un alto beneficio cognitivo cuando se tiene contacto de piel a piel con los hijos desde que son bebés prematuros y más maduros. El contacto con la piel les permite a los niños saber que están seguros y protegidos, lo que crea confianza entre el niño y los padres.
Crea reglas y consecuencias consistentes
Es importante que tu disciplina como padre sea constante y justa. Asegúrate de que tu hijo sepa exactamente lo que se espera de él. Si es difícil para entender por parte del pequeño, una excelente práctica es escribir un contrato de comportamiento explícito con ramificaciones claras. Si lo haces correctamente, en colaboración con tu hijo, este tipo de estructura puede crear sentimientos adicionales de responsabilidad, seguridad y confianza.
Independientemente de cómo disciplinas a tu hijo, la coherencia entre lo que piensas, dices y haces es clave para resolver los problemas de conducta. Aunque ciertamente, puede ser más fácil decirlo que hacerlo para algunos padres, pero es fundamental..
Por ello, aquí te ofrecemos algunos consejos para crear una disciplina coherente en la crianza de tus hijos. Los consejos más importantes son:
- Desarrollar un plan juntos
- Implementar consecuencias
- Prestar atención a tu propio estado de ánimo
- Ser paciente
Comunícate regularmente con tus hijos
Quizás más importante que hablar con tus hijos es escucharlos. Si no escuchas con entusiasmo las pequeñas cosas cuando son pequeñas, no te dirán las grandes cosas cuando sean grandes.
Trata siempre de ser compasivo, modela la empatía y busca tener discusiones espiritualmente estimulantes. Esta es una lista de preguntas con ideas que puedes mencionar: ¿Cómo estás? ¿Cómo estuvo tu día? ¿Qué aprendiste de la vida hoy?
Trata de hacer preguntas únicas para obtener una variedad de respuestas para que puedas aprender sobre partes de sus vidas que normalmente no desearían compartir. Al mismo tiempo, trata de ser abierto sobre las cosas de tu vida con tus hijos, teniendo en cuenta su edad y madurez. Algo también importante, es que evites hacer suposiciones sobre lo que puede o no puede hacer.
Si tus hijos no están teniendo el comportamiento que deseas, habla con ellos de manera abierta y honesta en lugar de crear un ambiente autoritario. En la medida de lo posible, dales razones o explicaciones válidas de lo que les pides que hagan.
Sé un mentor para tus hijos
Actúa como un modelo positivo para tus hijos. Si tienen problemas, ofréceles orientación y apoyo mientras los alientas a representarse a sí mismos. Permíteles regular sus propias emociones usando las habilidades que les has enseñado.
Generalmente, los padres pensamos en los mentores como personas externas, sin darnos cuenta de que podemos ser mentores increíbles para nuestros hijos y ofrecerles apoyo, orientación, amistad y respeto.
Con estas prácticas puedes ayudar activamente a desarrollar las fortalezas de tu hijo, compartir sus intereses, ofrecer consejos, elogiarlos y escucharlos para garantizar una crianza positiva en tus pequeños.